La Legislatura rionegrina autorizó la emisión de 580 millones de bonos en dólares para obras, denominado Plan Castello. La votación concluyó con 35 adhesiones afirmativas -oficialistas y ocho de la oposición- y el rechazo de 11 legisladores del FpV.
El debate incluyó a una veintena de oradores. El primero fue Alfredo Martín por el oficialismo y, obviamente, defendió ese instrumento para el “desarrollo con integración” de Río Negro.
La oposición se diferenció entre quienes apoyaron y los que la resistieron. Así, el FpV tuvo dos miembros informantes: Nicolás Rochás expresó la postura crítica, alertando la inconstitucionalidad del instrumento y que el “proyecto mete miedo”, mientras que Javier Iud lideró la “oposicion responsable” y priorizó la obtención de las “obras que se necesitan”.
Entre los discursos de respaldos, se alistaron también la radical Soraya Yahuar y Jorge Ocampos del FP, acompañado por Daniela Agostino. Además de Iud, los otros apoyos del FpV fueron de Ariel Rivero, María Maldonado, Raúl Martínez, Alejandro Marinao, Javier Iud y Graciela Holtz.
El rechazo del FpV también fue fundamentado por los legisladores Mario Sabbatella, Edhit Garro y Marcelo Mango. El primero enfatizó en el endeudamiento y la segunda dudó en la concreción de las obras programadas. El legislador cipoleño encuadró la situación de Río Negro en la política “neoliberal” del gobierno nacional, que “desfinancia a las provincias”. En su repaso, Mango resaltó que “no hay obras de desarrollo humano”, en referencia previsiones para Salud y Educación.
En otra parte, la justicialista María Grandoso insistió que “no hay plan” y “no se apunta a la producción y desarrollo”. Después, Rochás insistió en que se tiene “miedo” con el endeudamiento porque “no se es temerario” sino “que hay lucidez”
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